EEUU, Nueva York: Los seres humanos que pueblen la Tierra dentro de unos 1.000 años tendrán características físicas muy diferentes a las que tienen actualmente, según indicó un grupo de investigadores procedentes del Med Alert Help y del New York-Presbyterian Orch Spine Hospital. La culpable: la tecnología. “Mindy” es la modelo que estos científicos idearon al determinar cómo serían los humanos en el año 3000. La investigación fue publicada por Toll Free Forwarding y recoge, según afirmaron, diversas investigaciones realizadas sobre cómo va a modificarse el cuerpo humano con el paso de los siglos. “Para darnos cuenta completamente del impacto que la tecnología cotidiana tiene sobre nosotros, buscamos investigaciones científicas y opiniones de expertos sobre el tema, antes de trabajar con un diseñador 3D para crear un humano del futuro cuyo cuerpo haya cambiado físicamente debido al uso constante de teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles y otra tecnología”, reza la publicación. 1. Encorvados: en primer lugar, nuestros descendientes tendrán el cuerpo menos erguido. “El diseño y los hábitos típicos de los usuarios de los objetos tecnológicos modernos, como los teléfonos inteligentes y los monitores de ordenador, tienen un impacto significativo en la forma en que nos sentamos y estamos de pie”, aseguraron los expertos. Y añadieron: “Se ha demostrado que ajustar constantemente nuestra posición para mirar hacia abajo a nuestro teléfono o hacia arriba en la pantalla de nuestra oficina tensa partes de nuestro cuerpo que determinan nuestra postura”. 2. Manos como garras: otro cambio lo notaremos en las manos. “Una mirada más cercana al brazo de ‘Mindy’ revela dos cambios anatómicos significativos, causados directamente por el uso de un dispositivo tecnológico en particular: el teléfono inteligente. Una condición acuñada recientemente, la ‘garra de texto’, ocurre después de sostener constantemente el móvil, curvando los dedos alrededor en una posición antinatural durante largos períodos de tiempo”, dice el artículo. 3. Codo en 90º: un poco más arriba encontraremos otra consecuencia. “También conocido como ‘codo de teléfono inteligente’, se debe a la posición típica del brazo al sostener y usar teléfonos inteligentes, ya sea para uso general o para sostenerlos junto al oído durante las llamadas telefónicas”, afirmaron los expertos. 4. Cuello más grueso: aquí también se notarán las “secuelas tecnológicas”. “Volviendo a la postura de ‘Mindy’, los efectos de la tecnología en el cuello también han dado lugar a una nueva condición, acertadamente llamada ‘cuello tecnológico’”, que básicamente consiste en un engrosamiento del mismo. 5. Más cráneo, menos cerebro: en cuanto a la cabeza, el ser humano del año 3000 tendrá el cráneo más grueso, pero el cerebro más pequeño. “Es posible que desarrollemos cráneos más gruesos, pero si hay que creer en una teoría científica, la tecnología también puede cambiar el tamaño de nuestros cerebros”, dice el artículo. 6. Nuevos párpados: por último, según la teoría de los investigadores y el modelo, uno de los cambios más curiosos será la aparición de un segundo párpado. “Las pantallas causan dolores de cabeza, fatiga visual e incluso ceguera”, dice el artículo. “Hablamos con Kasun Ratnayake, de la Universidad de Toledo (Ohio, Estados Unidos), quien sugirió un desarrollo evolutivo radical que podría limitar la cantidad de luz dañina a la que están expuestos nuestros ojos”, sostuvieron los investigadores. “Los humanos pueden desarrollar un párpado interno más grande para evitar la exposición a la luz excesiva, o el cristalino del ojo puede desarrollarse evolutivamente de modo que bloquee la luz azul entrante, pero no otras luces de alta longitud de onda como el verde, el amarillo o el rojo”, detalló, por su parte, Ratnayake. ¿Cambiaremos nosotros o la tecnología? “Mindy” solo es un modelo de los muchos que podría haber, ya que los cambios evolutivos solo se dan si realmente aportan ventajas que ayuden a la supervivencia de la especie. En este sentido, no está claro si el camino evolutivo que sigue es el más adecuado para mejorar. En este sentido, este modelo no ha tenido en cuenta que las tecnologías también evolucionan y podrían irse adaptando para que los usuarios no tengan que estar en posturas malsanas durante su utilización, advirtieron los científicos.
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