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La inteligencia artificial (IA) no es una tecnología nueva, pero los avances recientes en IA generativa han revolucionado la forma en que consumimos y producimos información. Esta tecnología está transformando el panorama informativo, por lo que es fundamental entender sus particularidades para navegarla con sentido crítico.
1. La IA generativa no es objetiva: Las herramientas de IA reflejan los sesgos presentes en sus creadores y en los datos con los que se entrenan. Esto significa que los resultados que producen pueden contener prejuicios y distorsiones que se heredan del contexto humano.
2. La IA no es siempre fiable ni precisa: Aunque las respuestas de la IA pueden parecer confiables y bien fundamentadas, con frecuencia contienen errores y datos inexactos. No debe considerarse una fuente definitiva o incuestionable.
3. La IA tiene beneficios importantes: A pesar de sus limitaciones, estas tecnologías facilitan avances en campos como la investigación científica y permiten que tareas complejas, como la programación o la creación de sitios web, sean más accesibles para más personas.
4. La creación de contenido es ahora más fácil y masiva — pero también más falsa: Los chatbots y generadores de imágenes basados en IA producen textos y gráficos a una escala sin precedentes, lo que puede amplificar la difusión de información errónea y falsificaciones digitales. Esto aumenta la necesidad de ser crítico con la procedencia y autenticidad de lo que consumimos.
5. Cambia la naturaleza de las pruebas visuales: Las imágenes y videos falsificados son cada vez más realistas. Por eso, en lugar de confiar solo en pistas visuales para determinar la veracidad, es vital investigar la fuente y el contexto de esos materiales, utilizando herramientas como la búsqueda inversa de imágenes.
6. Las fuentes confiables son más importantes que nunca: Con la proliferación de contenido generado por IA, la confianza debe depositarse en medios y entidades que aplican procesos rigurosos de verificación antes de compartir información, ya que esto protege frente a la desinformación.
Finalmente, es clave no perder la capacidad de confiar en la información que recibimos, pero sí hacerlo con cautela y sentido crítico para discernir entre lo auténtico y lo manipulado.