A cualquiera que preguntes sobre qué va “Patria” de Fernando Aramburu suele responder que trata el “tema de ETA”. Y generalmente la reacción es de rechazo, como si costase recordar ese truculento episodio de la historia de España. A continuación, el que lo ha leído contesta “pero está muy bien, te animo a leerlo”. Esto es porque “Patria” trasciende el tema que trata y deja prendado al lector con una historia muy humana y emocionante.
En un pueblo del que no conocemos el nombre ni la situación geográfica, Aramburu sitúa a nueve personajes que comparten voz narrativa a lo largo de toda la novela. La estructura de la novela está organizada en episodios cortos, capítulos de dos o tres páginas, a través de los cuales el lector va componiendo un puzzle narrativo completo con el que conocemos cómo el terrorismo ha trasformado la vida de cada uno de ellos.
Estos personajes están repartidos en dos familias, la de Miren y Joxian con sus hijos Arantxa, Joxe Mari y Gorka y la de Bittori y Txato con Xabier y Nerea. Amigos de toda la vida, unidos por la amistad sobre todo entre Miren y Bittori, terminan rompiendo su relación a causa del terrorismo. Joxe Mari entra en ETA consiguiendo el apoyo unánime de su madre, Miren, que termina enfrentada a sus antiguos amigos.
Txato, dueño de una empresa de trasporte en camión, se convierte en uno de los objetivos de ETA al no pagar el impuesto revolucionario que le exigen. El pueblo, donde todo el mundo se conoce, se perfila del lado de la banda y comienza una campaña de acoso al empresario, que termina muriendo por varios disparos a bocajarro en un asesinato perpetrado por la banda.
Fernando Aramburu dibuja una sociedad que vive con miedo y violentamente enfrentada. Cada personaje reproduce una posición estereotipada en ese colectivo cerrado: Arantxa condena la violencia y se resiste a dejarse llevar, Gorka pasa sus días encerrado en casa leyendo y estudiando el euskera y Joxe Mari se convierte en héroe de la juventud abertzale uniéndose a la lucha. Por otro lado, Nerea se niega a aceptar y sufrir la muerte del padre, alejándose de su familia para vivir su vida y Xabier, médico de profesión, queda pendiente de su madre y afectado eternamente por la pérdida del progenitor.
En cuanto a los padres, Bittori busca el consuelo del perdón y trata de volver a vivir con normalidad en el pueblo, donde es constantemente señalada como la “mujer de”. Y, por último, Joxian es un cero a la izquierda al lado de Miren, la madre que se convierte en fanática seguidora de los postulados de la banda terrorista en la que ha ingresado su hijo. Pero no son los únicos personajes que retrata Aramburu, puesto que el lector también acaba conociendo al tabernero abertzale quien incita y marca los objetivos de una juventud revirada, el sacerdote que justifica con sus cristianas palabras la lucha, el hijo de inmigrantes de nombre y apellido castellanos al que rechazan a pesar de haber nacido en Renteria…
Con todo este crisol de personajes, Fernando Aramburu traza una historia universal, que busca dar voz a las víctimas, pero también estudiar la posición de los verdugos. Esto lo consigue gracias a una narración que entra en lo más profundo de cada ser humano, que nos transmite sus convicciones y debilidades. El objetivo: reproducir una sociedad herida de miedo y de esperanza. No hay combinación más mortífera para justificar el terrorismo: el miedo a la violencia y la esperanza representada como el ideal de independencia.
Conclusión
¿Lo peor del libro?
La estructura en forma de puzzle que plantea Aramburu resulta algo extraña en los inicios, puesto que el tiempo es muy flexible y ambiguo en la novela. De este modo, al principio cada episodio me resultaba algo corto y echaba en falta mayor profundidad. Sin embargo, no deja de ser una elección meditada ya que de esta forma Aramburu muestra al lector el sentir y parecer de cada personaje involucrado en la narración. Más adelante en la lectura se convierte en un punto fuerte de la novela.
¿Lo mejor del libro?
La verdad que me ha gustado mucho el examen al que Aramburu somete a sus personajes. Cada uno tiene una forma de hablar y de pensar y el lector es capaz de distinguir a cada uno de ellos con facilidad. El tema del terrorismo es tratado simplemente desde un punto de vida humano y la política queda a un lado en la narración. Es interesante ver qué razones empujan a los “verdugos” a hacer lo que hacen y el ambiente en que se mueven, al igual que las víctimas se debaten entre seguir hacia delante y mantener en el recuerdo al ser querido perdido.
La estructura en pequeños episodios le da mucha agilidad a la narración y se lee muy fácilmente. La historia engancha y ¡no te quedas tranquila hasta terminarlo y leer el desenlace!
¿Lo recomendaría?
Sí, sin duda lo recomendaría. ¡Es una gran novela! En mi caso, que viví de refilón los años más violentos de ETA, me ha servido para profundizar en el conocimiento de esta etapa de la historia de España. Parte de los acontecimientos que narra Aramburu están inspirados en la realidad e incluso menciona detenciones y hechos reales.
Al abordar la lectura de “Patria”, me surgían bastantes preguntas acerca de ETA: ¿cuál es el origen de la banda? ¿Por qué continuaban matando si la dictadura se transformó en una democracia? ¿Por qué se articularon los GAL? Para responder a estas cuestiones, encontré unos documentales que me resultaron bastante esclarecedores y que recomiendo ver a aquellos que no han vivido el día a día de los años más activos en ETA. Los vídeos están disponibles en TVE a la carta y forman parte de la serie documental “Crónicas” en la 2:
- Crónicas 1: ETA, el origen
- Crónicas 2: ETA contra la democracia
- Crónicas 3: La sociedad contra ETA
- Crónicas 4: Buscando un final
Y, además, os dejo el enlace a una entrevista a Fernando Aramburu en el programa de radio “la Estación Azul”.
Para terminar, he querido resaltar este extracto del libro:
“El escritor tomó la palabra, saludante, agradecedor de la invitación. Y dijo que:– Hay libros que van creciendo dentro de uno a lo largo de los años en espera de la ocasión oportuna de ser escritos. El mío, del que he venido a hablarles hoy a ustedes, es uno de ellos.[…]– Escribí, pues, en contra del sufrimiento inferido por unos hombres a otros, procurando mostrar en qué consiste dicho sufrimiento y, por descontado, quién lo genera y qué consecuencias físicas y psíquicas acarrea a las víctimas supervivientes.– Quise responder a preguntas concretas. ¿Cómo se vive íntimamente la desgracia de haber perdido a un padre, a un esposo, a un hermano en un atentado? ¿Cómo afrontan la vida, tras un crimen de ETA, la viuda, el huérfano, el mutilado?El escritor hablaba con calma. Xabier le atribuye buenas intenciones, pero no cree que nada vaya a cambiar sustancialmente porque alguien escriba libros. Le parecía que, hasta la fecha, a las víctimas del terrorismo se les ha prestado poca atención por parte de los escritores vascos. Interesan más los victimarios, sus problemas de conciencia, su trastienda sentimental y todo eso. Además, el terrorismo de ETA no sirve para atacar a la derecha. Para eso es mucho mejor la guerra civil.– … Procurando trazar un panorama representativo de una sociedad sometida al terror. Quizá exagero, pero tengo el firme convencimiento de que también está en marcha la derrota literaria de ETA”.