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9 de abril de 2019

La Primera Gripe de Adán



Pienso en la primera enfermedad, es decir, en la enfermedad del primer hombre, Adán. No pienso en una enfermedad grave: para lo que no sé. Lo que sí sé, porque me es fácil imaginarlo, es lo que sintió un día al despertar: dolor de garganta, tos persistente, cierta sensación de mareo y malestar en el estómago. Todo es relativo, y para alguien que había vivido en el paraíso el mal que sentía era un mal terrible, y Adán, presa del pánico y de un humor que luego, siglos después, alguien llamaría melancolía, se dirigió hacia la mujer que tenía a su lado y exclamó: “Eva", me estoy muriendo”. La exclamación, por decirlo así, resultó en aquel contexto revolucionaria: se utilizaba por primera vez el verbo morir, y por primera vez también, aquel hombre reparaba en la persona que le había acompañado tras la salida del paraíso. Efectivamente, allí estaba Eva. Allí estaba él, Adán, muriéndose.El Jardín De

Incontables fueron, o debieron ser, las mutaciones que se produjeron durante los días que Adán tuvo la gripe, pero en esta somera descripción sólo voy a dar cuenta de aquella que, por primera vez en su vida, y por primera vez en el mundo, permitió a Adán decir una frase ligeramente inútil, del estilo de “¡qué color tan bonito tienen esos melocotones!” ¿Qué había ocurrido? Pues que, asustado y débil, es decir enfermo, pudo descubrir al fin la belleza de las cosas.


Imagino ahora lo que ocurrió una semana después. Imagino que, repuesto de la gripe, abrazaría a su mujer y le diría: “¡Eva, nunca me he sentido mejor!” Expresión que en su caso, viniendo de donde venía, era muchísimo decir. Y supongo –para seguir con mis imaginaciones- que Adán mantuvo esa convicción hasta el día en que, por poner un ejemplo más que posible, descubrió al pequeño Caín con la frente ardiendo y  todo el cuerpo lleno de manchitas rojas. Y supongo que volvió a pasarlo mal para luego volver pasarlo bien y que vivió hasta el día en que descubrió que la flaqueza que tenía era la flaqueza final. ¿Qué pensaría entonces Adán? Me da bastante pena no haber estado allí y no saberlo con seguridad, pero me aventuraría a afirmar que, a pesar de todo, a pesar de encontrarse ya sin salida, a pesar de las desgracias familiares, comprendió y aceptó que la vida era precisamente lo que había ocurrido después de haber salido del paraíso.  

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