A finales de junio de 1898, en plena guerra de Cuba, el ejército
norteamericano trazó un plan que consistía en tomar la ciudad Santiago, lugar en
el que se hallaba la flota española, con intención de capturar a la misma. Para
lograr tomarla los norteamericanos debían hacerse primero con las posiciones de
las Lomas de San Juan y El Caney, pequeñas alturas que dominan la ciudad desde
el sudeste. El asalto comenzó al amanecer del 1 de julio.
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