LITERATURA
Ana María Matute, en 2010. JESÚS DOMÍNGUEZ.
"Puro estilo Matute", dijo el editor Emili Rosales del manuscrito maduro pero inacabado que la escritora barcelonesa dejó terminado cuando murió, en mayo pasado. Los lectores supimos entonces, además del juicio de Rosales, que la novela iba a llamarse 'Destinos familiares', que viajaba a los años de la Guerra Civil y que estaría a disposición del público en septiembre con el sello de Destino.
Y aquí está el veintitantos de septiembre y aquí están los 'Demonios familiares' de Ana María Matute, de los que ELMUNDO.es ofrece un extracto con sus primeras páginas.
¿Y es verdad que se reconoce a Ana María Matute inmediatamente? Claro que sí: por el planteamiento de la novela, desde el mismo momento en que tenemos noticia de Eva, una adolescente abierta a la vida, dispuesta a descubrir cualquier gota de nobleza en un mundo hostil y oscuro... Empieza la guerra y Eva encuentra en un bosque a un paracaidista enemigo herido, al que esconde en su desván.
La novela también es reconocible por su piel: "Ningún texto de Matute es naïf, ninguno es tampoco redicho o resabiado. Todo en ella es de muy verdad, pero esta verdad se encuentra en ella misma", escribePere Gimferrer, colega de Ana María Matute en la Real Academia Española, en el prólogo que acompaña 'Demonios familiares'.
Las notas a la edición explican que Ana María Matute tardó cuatro años en escribir la novela: desde los 85 años hasta los 89. Sabía que iba a ser su última obra, una especie de cierre que explicara su trabajo. "Lo escribo a contracorriente", decía la novelista, en referencia al esfuerzo físico que le suponía la novela. Fue su último servicio.
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